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El largo y tortuoso camino de las mujeres para conquistar sus derechos y combatir las desigualdades sociales, profesionales y económicas frente a los ya muy asentados privilegios masculinos ha ido dando frutos importantes, especialmente, en el último siglo. Aún quedan muchos obstáculos por vencer, pero el testimonio de tantas mujeres hacia la conquista de imposibles ha abierto para la posteridad espacios y procesos antes catalogados de inalcanzables. La Iglesia es cada día más consciente de ello. El aporte femenino ha sido indispensable para llevar a cabo la misión encomendada por Jesús. La Virgen María y María Magdalena, Catalina de Siena, Santa Teresa de Jesús y la Madre Teresa de Calcuta; así como tantas miles de laicas, catequistas, religiosas y maestras, han sostenido a la Iglesia desde sus bases con creatividad, profundidad y alegría en el anuncio del Evangelio. Hoy, una de las luchas o reivindicaciones que suscita mayor roce entre la Iglesia y algunos colectivos de mujeres es el tema del aborto. Estos colectivos exigen que sea considerado el aborto como un derecho de la mujer al cual debe acceder de manera “libre, gratuita y legal” o, al menos, bajo tres causales: ante un embarazo que pone en riesgo la vida de la madre (aborto terapéutico), ante un embarazo fruto de una violación sexual (aborto criminológico), o cuando el embrión/feto tiene alguna enfermedad incompatible con la vida (aborto por indicación fetal). Ante la negativa de la Iglesia católica de apoyar el aborto directo (aquel que se realiza con la intención explícita de eliminar al no nacido sin el intento clínico de salvar ambas vidas), muchas mujeres entienden que está en su contra. Más que en contra de la mujer está en contra de que el aborto sea la única alternativa en situaciones tan dramáticas como son el estar en riesgo su vida, haber sido abusada sexualmente o enterarse de que su bebé tiene una condición incompatible con la vida. Más aún cuando esta sea su única opción como método anticonceptivo o por no tener el apoyo de los diversos estamentos del Estado para sostener, en términos económicos, a la vida que lleva en sus entrañas. La Iglesia desea que las mujeres sean acompañadas por las instituciones correspondientes de manera integral, que se luche por ambas vidas, que se proporcionen los recursos para que en medio de estas situaciones calamitosas tengan acompañamiento sicológico, médico y espiritual. Considera, apoyada por la investigación científica, que la concepción es el momento de inicio de la vida humana, lo que convierte al embrión en sujeto de derechos. El defender entonces esa vida supone un deseo de vida digna para toda persona. No renunciará a la defensa del no nacido, pero tampoco se negará a respaldar el derecho de las mujeres a tener más opciones que el aborto en momentos difíciles. Queremos acompañar toda realidad humana. Queremos defender la vida que nace y la vida que lucha día a día por un mundo más justo y humano.
Ora con la Palabra
Domingo 29 de enero: IV del Tiempo Ordinario
Mt 5,1-12ª
“Dichosos los pobres en el espíritu”
Lunes: Heb 11,32-40/ Sal 31(30)/ Mc 5,1-20
“Espíritu inmundo, sal de este hombre”
Martes: Heb 12,1-4/ Sal 20(21)/ Mc 5,21-43
“Contigo hablo, niña, levántate”
Miércoles: Heb 12,4-7.11-15/ Sal 103(102)/ Mc 6,1-6
“No desprecian a un profeta más que en su tierra”
Jueves: Presentación del Señor Mal 3,1-4 / Sal 24(23)/ Heb 2,14-18/ Lc 2,22-40
“Mis ojos han visto a tu Salvador”
Viernes: Heb 13,1-8/ Sal 27(26)/ Mc 6,14-29
“Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado”
Sábado: Heb 13,15-17.20-21/ Sal 23(22)/ Mc 6,30-34
“Andaban como ovejas sin pastor”
Intención para Febrero 2023
El Papa nos pide orar por las parroquias, para que, poniendo la comunión en el centro, sean cada vez más comunidades de fe, fraternidad y acogida a los más necesitados.
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