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Desde el comienzo de la vida pública de Jesús, mujeres como la cananea buscaron su ayuda y confiaron en Él. Así hizo la que padecía de hemorragias. Marta y la suegra de Pedro le sirvieron o buscaron su perdón, como la pecadora que ungió sus pies. Otras, como la samaritana, trasmitieron sus palabras a nuevos oyentes. Un grupo de mujeres lo acompañó camino al Calvario, hasta su muerte en cruz y acudieron al sepulcro para ungir su cuerpo exánime. A ellas anunció el ángel la resurrección y el Señor resucitado se les apareció en primer lugar y las envió como mensajeras.Tras la ascensión del Señor, su madre, María y otras mujeres acompañaron a los apóstoles en la oración hasta la venida del Espíritu Santo y la formación de la primera comunidad.Los nombres de muchas mujeres aparecen en las cartas de Pablo, colaboradoras en los países que el apóstol visitó: Lidia, las mujeres de Perea, Priscila, Prisca, Claudia y otras.En Cuba, las mujeres han sido generalmente el rostro de la comunidad cristiana, no solo por ser mayoría, sino por el servicio que prestan. Ayer y hoy, los grupos de catequesis, de adolescentes y jóvenes suelen estar en sus manos. Muchas son hoy ministras de la Comunión que visitan enfermos. Participan en los consejos parroquiales y colaboran en las comisiones pastorales de su comunidad, diócesis y país.Sí hablamos de coros, liturgia de la palabra y servicio en oficinas parroquiales, sacristías y cuidado de templos; las mujeres son más numerosas que los hombres. Lo mismo sucede con los servicios pastorales de caridad que prestan nuestras parroquias: comedores, visitas a presos y sus familias, atención a las familias de niños con síndrome de Down, además de otros muchos servicios, como los educativos o de formación.En gran medida son también mujeres las que animan el proceso de desarrollo y la participación en los planes pastorales de nuestra Iglesia. Hoy nuestras comunidades tradicionales han cambiado. Ahora crecen al proyectarse fuera de los templos en las casas de misión. Allí también las féminas han tomado la iniciativa. Ellas, en gran número, fueron las primeras misioneras que tocaron puertas e invitaron, y ahora son las animadoras de estos nuevos grupos.Pero, lo más importante ha sido quizás la labor de las abuelas, madres y tías desde el hogar, Iglesia doméstica para la conservación y trasmisión de la fe en el seno de nuestras familias. Ellas, en tiempos difíciles preservaron los signos religiosos, catequizaron a los más jóvenes y trataron de formarlos en las virtudes cristianas y en los valores que permiten una convivencia respetuosa. Son ellas hoy las que, además de todo esto, suplen con su palabra y ejemplo la formación que falta en las escuelas y que son la base para que pueda crecer la semilla de la fe.
Ora con la Palabra
Domingo 29 de enero: IV del Tiempo Ordinario
Mt 5,1-12ª
“Dichosos los pobres en el espíritu”
Lunes: Heb 11,32-40/ Sal 31(30)/ Mc 5,1-20
“Espíritu inmundo, sal de este hombre”
Martes: Heb 12,1-4/ Sal 20(21)/ Mc 5,21-43
“Contigo hablo, niña, levántate”
Miércoles: Heb 12,4-7.11-15/ Sal 103(102)/ Mc 6,1-6
“No desprecian a un profeta más que en su tierra”
Jueves: Presentación del Señor Mal 3,1-4 / Sal 24(23)/ Heb 2,14-18/ Lc 2,22-40
“Mis ojos han visto a tu Salvador”
Viernes: Heb 13,1-8/ Sal 27(26)/ Mc 6,14-29
“Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado”
Sábado: Heb 13,15-17.20-21/ Sal 23(22)/ Mc 6,30-34
“Andaban como ovejas sin pastor”
Intención para Febrero 2023
El Papa nos pide orar por las parroquias, para que, poniendo la comunión en el centro, sean cada vez más comunidades de fe, fraternidad y acogida a los más necesitados.
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