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Muchos continúan preguntándose por qué Cuba, con una población católica en minoría, ha sido visitada en apenas dos décadas (1998, 2012 y 2015) por tres sumos pontífices de la Iglesia Católica. También se han preguntado esos católicos por qué el gobierno marxista y ateo ―tanto por su prédica como por sus acciones― aceptó la visita de tres jefes de la institución religiosa con la cual ha mantenido una relación más bien distante, de sospecha o control y, en no pocas ocasiones, de abierta confrontación. Solo Dios sabe.

Después de más de cinco siglos de evangelización, en los que pareciera que el cristianismo no ha echado raíces profundas y extensas en la vida del país, a pesar de estar fundido en los cimientos de la nación, comprender tales visitas es aún más extraño. Solo a la luz de la fe uno puede tomarse la libertad de evocar aquella insistencia de Jesucristo en buscar “las ovejas perdidas” de la casa de Israel (cf. Mt. 10, 6). Porque el dato cierto para un católico es la voluntad de Dios de hacerse presente de modo especial en Cuba durante aquellas visitas pastorales. También para quienes no comparten nuestra fe en Jesucristo o no han escuchado la llamada del Buen Pastor.

Preguntarse por el resultado de esas visitas es un buen ejercicio espiritual, si el cuestionamiento se hace desde la fe consciente y plena en el Dios que se nos ha revelado. El análisis racional puede ser laberíntico y, aun así, permite percibir el interés de la Iglesia por la vida de los cubanos en el tiempo presente.

Aquel llamado de san Juan Pablo II a Cuba de abrirse al mundo, y al mundo de abrirse a Cuba, de modo que el pueblo cubano pudiera “mirar al futuro con esperanza”, expresaba su cercanía con nuestra vida presente. La visita de Benedicto XVI, enmarcada en el cuarto centenario del hallazgo de la imagen de la Virgen de la Caridad, tuvo como telón de fondo el proceso de reformas económicas y sociales que se había iniciado, del cual dijo que exigía “paciencia, pero también decisión”, y que la Iglesia quería “ayudar en espíritu de diálogo”. Por último, la visita del papa Francisco, misionero de la Misericordia de Jesucristo, reforzaba su compromiso, y el de la Iglesia, con el proceso de acercamiento entre Cuba y Estados Unidos; un viejo anhelo del pueblo cubano y cuyos frutos no han llegado a completarse.

Pocos países en el mundo han tenido el privilegio de recibir de modo consecutivo a tres representantes de Cristo en la tierra, como lo ha tenido Cuba. Sin embargo, la realidad del país parece desconocer que aquellas visitas pastorales eran realmente el “paso de Dios”. Quizás sea resultado de la autosuficiencia humana que pretende ignorar y hasta reemplazar a Dios, en lugar de buscar primero su reino y su justicia, para recibir después, por añadidura, todos los bienes materiales necesarios (cf. Mt. 6, 33). Jesucristo, Buen Pastor, llama y espera respuesta.

Ora con la Palabra

 

Domingo 29 de enero: IV del Tiempo Ordinario

 

Mt 5,1-12ª

“Dichosos los pobres en el espíritu”

Lunes:  Heb 11,32-40/ Sal 31(30)/ Mc 5,1-20

“Espíritu inmundo, sal de este hombre”

Martes:  Heb 12,1-4/ Sal 20(21)/ Mc 5,21-43

“Contigo hablo, niña, levántate”

Miércoles: Heb 12,4-7.11-15/ Sal 103(102)/ Mc 6,1-6

“No desprecian a un profeta más que en su tierra”

Jueves: Presentación del Señor 
Mal 3,1-4 / Sal 24(23)/ Heb 2,14-18/ Lc 2,22-40

“Mis ojos han visto a tu Salvador”

Viernes:   Heb 13,1-8/ Sal 27(26)/ Mc 6,14-29

“Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado”

Sábado:   Heb 13,15-17.20-21/ Sal 23(22)/ Mc 6,30-34

“Andaban como ovejas sin pastor”


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               Intención para Febrero 2023

El Papa nos pide orar por las parroquias, para que, poniendo la comunión en el centro, sean cada vez más comunidades de fe, fraternidad y acogida a los más necesitados.

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