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El Evangelio según Mateo se dirige a una comunidad formada por cristianos de orígenes judío y pagano, en una época posterior a la destrucción de Jerusalén, ocurrido en el año 70 después de Cristo. Los responsables del judaísmo insisten en rechazar a Jesús como Mesías de Israel. De ahí las numerosas confrontaciones con los maestros de la Ley y los fariseos que aparecen en el evangelio (caps. 12 y 23), mientras la comunidad de Mateo tiene un claro encargo misionero con el que concluye la exposición del evangelio (28, 16-20).

El evangelista, identificado tradicionalmente con Mateo-Leví (9, 9-13), recoge la herencia de la obra de otro evangelista, Marcos, y la completa con informaciones que ha recibido de otras fuentes.

Mateo tiene una redacción muy bien estructurada, con repeticiones simétricas y enlaces continuos entre los diversos fragmentos. Aquí los relatos ―de milagros, por ejemplo― se alternan con los discursos. Jesús enseña con hechos y palabras, y proclama así la buena nueva del Reino de Dios ―que Mateo suele llamar Reino del Cielo―.

El evangelio comienza con una "genealogía de Jesús, el Mesías, hijo de David, hijo de Abraham" (1, 1). El relato de la concepción virginal que sigue tiene una clara finalidad cristológica: afirmar que Jesús es, desde el seno de su madre, el Hijo de Dios.

Como Hijo de David, por la vía salomónica, Jesús es el salvador de Israel. El origen davídico de Jesús pasa por José, el esposo de María. En el episodio del 15, 22, una mujer cananea ―no judía― se dirige a Jesús con los dos títulos más apreciados del evangelio: Hijo de David ―es decir, Mesías― y Señor, pues Jesús es el Señor resucitado y glorioso que reúne a sus discípulos como aquel que ha recibido todo poder y autoridad en la Iglesia. Ahora bien, confesar a Jesús como Señor no sirve de nada sin el cumplimiento de la voluntad de Dios (7, 21-23).

La comunidad de Mateo se siente continuadora del pueblo de Israel en la realización del designio de Dios. Israel no ha dado los frutos deseados, ha culminado sus múltiples infidelidades con el rechazo de su Mesías (21, 38-39) y el Reino le ha sido arrebatado y "dado a un pueblo que lo haga fructificar" (21, 43). La elección, pues, ha recaído sobre otro pueblo, el nuevo Israel, que se identifica con la Iglesia de Jesús.

Según Mt28, 16-20, Jesús resucitado recomienda a su comunidad una triple tarea. Primero, llamar al seguimiento de Jesucristo a todos los pueblos y suscitar en ellos discípulos. En segundo lugar, conceder el bautismo a los que confiesen a Jesús como Señor y Mesías; bautismo administrado en nombre de la Trinidad. Finalmente, la Iglesia ha de enseñarles, con la propia actuación, a poner en práctica el evangelio. En este sentido, Mateo da relieve a un criterio central: lo decisivo no es la pertenencia material a la comunidad, sino el amor solidario hacia los más pequeños.

 

Ora con la Palabra

 

Domingo 29 de enero: IV del Tiempo Ordinario

 

Mt 5,1-12ª

“Dichosos los pobres en el espíritu”

Lunes:  Heb 11,32-40/ Sal 31(30)/ Mc 5,1-20

“Espíritu inmundo, sal de este hombre”

Martes:  Heb 12,1-4/ Sal 20(21)/ Mc 5,21-43

“Contigo hablo, niña, levántate”

Miércoles: Heb 12,4-7.11-15/ Sal 103(102)/ Mc 6,1-6

“No desprecian a un profeta más que en su tierra”

Jueves: Presentación del Señor 
Mal 3,1-4 / Sal 24(23)/ Heb 2,14-18/ Lc 2,22-40

“Mis ojos han visto a tu Salvador”

Viernes:   Heb 13,1-8/ Sal 27(26)/ Mc 6,14-29

“Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado”

Sábado:   Heb 13,15-17.20-21/ Sal 23(22)/ Mc 6,30-34

“Andaban como ovejas sin pastor”


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               Intención para Febrero 2023

El Papa nos pide orar por las parroquias, para que, poniendo la comunión en el centro, sean cada vez más comunidades de fe, fraternidad y acogida a los más necesitados.

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