adviento1

Todos los días abrimos los ojos porque esperamos algo.
Porque en el fondo creemos que algo va a llegar siempre.
Jesús Montiel

Las palabras que pedí prestadas a Jesús Montiel dejan asomar la manera en la que queremos aproximarnos a este misterio de la esperanza. La esperanza es, sin duda, un icono del Adviento, del Adviento que es la vida.

Abrir los ojos no es solo un ejercicio de los ojos físicos, sino, sobre todo, es el entrenamiento de una actitud vital indispensable: la atención. Esa capacidad de generosidad que nos lleva a la actitud reverente de reconocer que todo continuamente se nos está dando, manifestando, llegando. Cuando perdemos esta dimensión, nos creemos erróneamente dispensadores de un bien que, como no es nuestro, se agota y nos deja cansados y vacíos. Cuando, en palabras de Catalina de Siena, nos hacemos capacidad, el torrente de gracia, el don que es la vida encuentra un espacio para derramarse.

El Adviento es un tiempo para preguntarnos por nuestras esperas, las más profundas y verdaderas. ¿A qué o a quién esperamos realmente? ¿Qué necesita llegar a nuestra vida para llenarla de sentido?

Las últimas temporadas han estado marcadas por la espera y, mal que bien, hemos tenido que abrazar los ritmos más lentos y la confianza de que justo ahí Dios también se manifiesta. Hemos esperado que acabaran los distanciamientos, esperamos con ansia que la garra de la enfermedad no se convirtiera en nuestro horizonte, soñamos un mejor futuro como nación, y construimos internamente un refugio para que cada sueño encuentre realización. Cuba espera, abre los ojos cada día con la certeza de que algo mejor está por llegar. En la espera que es el Adviento están esbozadas tantas otras esperas de la vida: la de los amigos que un día el mar separó, la de las familias que emigran sin olvidar nunca su tierra, la de los enfermos deseando una visita, una caricia, la presencia que anima, la espera de lo que se ama.

Como aquella noche de Belén, en que tinieblas y luz, pobres y ricos, regazo e intemperie alabaron juntos la irrupción irrevocable del amor, el cumplimiento de la promesa custodiada de generación en generación, Cuba espera que su noche también sea alumbrada y que la esperanza de tantos sea cumplida.

Como la carne de aquel niño, la esperanza es siempre frágil y discreta; adivinarla, presentirla y acogerla requiere la delicadeza y el respeto de lo sagrado, que siempre aguarda ser atendido y abrigado. En su espera, Dios sigue corriendo a nuestro encuentro, buscando asilo y posada en nuestro gesto generoso, en nuestra mirada compasiva. Dios sigue acercando fronteras, ya no las del cielo y la tierra, sino aquellas que creamos entre razas, modas, credos, ideologías y puntos de vista. Reverenciemos el misterio que se hace carne en nuestra carne, acortando distancias, borrando fronteras, abriendo los ojos, hospedando al amor. Quizás, como decía Mary Oliver, solo necesitemos pararnos donde sea que estemos para ser bendecidos.

Ora con la Palabra

 

Domingo 29 de enero: IV del Tiempo Ordinario

 

Mt 5,1-12ª

“Dichosos los pobres en el espíritu”

Lunes:  Heb 11,32-40/ Sal 31(30)/ Mc 5,1-20

“Espíritu inmundo, sal de este hombre”

Martes:  Heb 12,1-4/ Sal 20(21)/ Mc 5,21-43

“Contigo hablo, niña, levántate”

Miércoles: Heb 12,4-7.11-15/ Sal 103(102)/ Mc 6,1-6

“No desprecian a un profeta más que en su tierra”

Jueves: Presentación del Señor 
Mal 3,1-4 / Sal 24(23)/ Heb 2,14-18/ Lc 2,22-40

“Mis ojos han visto a tu Salvador”

Viernes:   Heb 13,1-8/ Sal 27(26)/ Mc 6,14-29

“Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado”

Sábado:   Heb 13,15-17.20-21/ Sal 23(22)/ Mc 6,30-34

“Andaban como ovejas sin pastor”


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               Intención para Febrero 2023

El Papa nos pide orar por las parroquias, para que, poniendo la comunión en el centro, sean cada vez más comunidades de fe, fraternidad y acogida a los más necesitados.

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