Dame, Dios mío, más dilatados horizontes,
nuevas terras donde extender tu Reino.

                                          P. Usera

Los “dilatados horizontes” que pedía al Señor el padre Jerónimo Usera se experimentan más vivos en la sorprendente realidad actual de Cuba, tanto a nivel geográfco como humano, social, político y religioso. Los contemplo dilatados en el ámbito de la educación, del trabajo humanitario, en la evangelización de la cultura, en la catequesis de niños, jóvenes y adultos, en el campo de las vocaciones, y en los seglares que viven comprometidos con el carisma-misión Amor de Dios. Y también los encuentro dilatados en las muchas limitaciones, dificultades y esfuerzos de cada día.

Esta realidad de Cuba, que con interés, dedicación y no pocas sorpresas voy conociendo y amando, es a la que el Señor me envía cada día, desde hace catorce años. Las Hermanas del Amor de Dios tenemos actualmente dos comunidades, en los municipios Habana Vieja y Regla. La vida cotidiana y nuestros queridos trabajadores y vecinos nos enseñan a “resolver” con gran acierto, y a intentarlo de nuevo con fortaleza y paciencia. Aun en medio de los problemas y carencias, aprendo a descubrir, acoger, valorar y amar la vida y “la lucha diaria” de nuestro pueblo cubano, que tanto se esfuerza.

Un elemento motivador en mi vida es el testimonio de nuestro padre fundador Jerónimo Usera, sacerdote español, quien dedicó más de cuarenta años a trabajar con entrega, fdelidad y amor por el pueblo de Cuba, entre los años 1847 y 1891, cuando fallece en La Habana. Sus huellas están presentes no solo en las piedras de los viejos edifcios por él habilitados como escuelas, sino, de forma admirable, en la misión educativa y evangelizadora que realizamos en la guardería infantil, y en el trabajo pastoral y social en la parroquia y el barrio. Allí, me dejo sorprender por lo nuevo y, a veces, desconcertante, y pongo en las manos del Señor la fecundidad de nuestros esfuerzos, inquietudes y deseos, que pido se transformen en frutos de vida, justicia, libertad y amor para la Iglesia y el querido pueblo de Cuba.

En nuestra misión, educamos en los valores del evangelio y colaboramos en la construcción de un ambiente social más humano, libre y cristiano. Trabajamos en comunión con seglares comprometidos y experimentamos que desde el amor se llega a las personas de cualquier cultura y condición social, porque sabemos que “solo educa el que ama” y que “el amor cambia el mundo”.

Animada por la fuerza del Espíritu Santo, que nos regala la fe, la esperanza y el amor, creo que el Señor Jesús, que es quien conduce y llena nuestra vida, nos regala, junto a la luz y el calor de este radiante sol cubano, las buenas personas con quienes nos encontramos y los deseos de hacer vida el carisma Amor de Dios: “Encarnar el Amor en la vida”, porque “la caridad de Cristo nos urge”.