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En el siglo xvi, algunos dominicos como Fray Antón Montesino, Fray Pedro de Córdoba y Fray Bartolomé de Las Casas, entre otros religiosos de varias órdenes, se hicieron portavoces de la dignidad de los indios de las tierras conquistadas por la corona española en América. Ellos fueron capaces de ver en los rostros indígenas al Cristo en los tormentos de su pasión. Recogiendo este clamor, el papa Paulo III, en su bula Sublimis Deus (1537), sostuvo que los indios eran hombres con dignidad y derechos.Desde el convento de San Esteban de Salamanca, Fray Francisco de Vitoria hizo que la teología entrara en la vida. Apoyándose en la doctrina de santo Tomás de Aquino, defendió decididamente la dignidad de los indios y compartió con Fray Bartolomé de Las Casas el mismo método misional.La obra de Fray Bartolomé, titulada De unico vocationis modo omnium gentium ad veram religionem es esencialmente doctrinal, pero contiene también un enorme potencial práctico, concreto e histórico. Se trata de un erudito tratado de misionología con el que pretendió estimular y orientar la evangelización de América. No pocos aspectos en él anticipan las normas y enseñanzas del Concilio Vaticano II, consignadas en el Decreto Ad Gentes. La tesis de Fray Bartolomé en esta obra sostiene que solo existe una única norma común establecida por la divina Providencia para enseñar a todos los hombres y en todos los tiempos la verdadera religión: persuadir el entendimiento con razones y mover la voluntad con suavidad y por medio de atractivas exhortaciones.Meditando las enseñanzas de san Pablo, Fray Bartolomé dedujo los cinco aspectos que constituyen la esencia de la forma de predicar el Evangelio, según la intención y el mandato de Cristo. En primer lugar, a los oyentes ―sobre todo si no son todavía cristianos― les tiene que quedar claro que los predicadores de la fe no tienen ninguna intención de adquirir dominio sobre ellos con la predicación. Por eso, san Pablo dijo que nunca recurrió al lenguaje de la adulación ni al engaño, como hacen los seductores que quieren invadir y dominar. En segundo lugar, estos mismos destinatarios deben tener la certeza de que a los predicadores no los mueve la ambición de tener. En tercer lugar, los predicadores deben ser dulces y humildes, afables y apacibles, amables y benévolos al conversar con sus oyentes, de modo que estos deseen escucharlos gustosamente y tengan su doctrina en la mayor reverencia. En cuarto lugar, se trata del amor de caridad para acoger a todos los hombres y mujeres del mundo, con el objetivo de que alcancen su salvación; caridad que debe ser inseparable de la mansedumbre, paciencia y benignidad. En quinto lugar, el comportamiento santo e irreprochable del predicador, no solo antes de la conversión de los no cristianos, sino también después y siempre.Estas actitudes respetuosas con la dignidad humana siguen siendo válidas en el contexto actual de la nueva evangelización.
Ora con la Palabra
Domingo 29 de enero: IV del Tiempo Ordinario
Mt 5,1-12ª
“Dichosos los pobres en el espíritu”
Lunes: Heb 11,32-40/ Sal 31(30)/ Mc 5,1-20
“Espíritu inmundo, sal de este hombre”
Martes: Heb 12,1-4/ Sal 20(21)/ Mc 5,21-43
“Contigo hablo, niña, levántate”
Miércoles: Heb 12,4-7.11-15/ Sal 103(102)/ Mc 6,1-6
“No desprecian a un profeta más que en su tierra”
Jueves: Presentación del Señor Mal 3,1-4 / Sal 24(23)/ Heb 2,14-18/ Lc 2,22-40
“Mis ojos han visto a tu Salvador”
Viernes: Heb 13,1-8/ Sal 27(26)/ Mc 6,14-29
“Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado”
Sábado: Heb 13,15-17.20-21/ Sal 23(22)/ Mc 6,30-34
“Andaban como ovejas sin pastor”
Intención para Febrero 2023
El Papa nos pide orar por las parroquias, para que, poniendo la comunión en el centro, sean cada vez más comunidades de fe, fraternidad y acogida a los más necesitados.
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