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No es la primera vez que extremistas y fundamentalistas políticos convocan a la radicalidad, a la fdelidad ciega y al combate, generando tal tensión social que es inevitable no padecerla al interior de las familias. Padres y madres contra hijos, abuelos y abuelas contra nietos, primos que dejan de hablar a otros primos; generaciones desencontradas. Se infunde violencia y miedo, herramientas milenarias del poder.Convertimos en campos de batalla espacios sagrados como el hogar porque nuestras escalas de valores han sido deformadas y les damos más valor a ideologías que a las personas que nos acompañan. Hemos peleados batallas que no son nuestras y que nos quedan muy distantes de nuestra realidad, como si la pasión ardiera más fuerte en el corazón de nuestro pueblo que la sabiduría.Ante la radicalidad y el combate estará siempre la opción del diálogo sincero. Lo primero divide, encuentra vencedores y vencidos. Lo segundo construye caminos por donde ir juntos en paz. Sin embargo, en nuestro contexto, parece que los más radicales, al menos por ahora, no llamarán a sus oponentes a la mesa de diálogo. Preferen seguir dividiendo y mantener un soliloquio interminable, cargando sobre otros las culpas de sus males; y el futuro (que se hace presente) parece un callejón sin salida.Estaremos haciendo política de futuro para Cuba si no dejamos que estos lenguajes radicales atraviesen las puertas de nuestros hogares. Podemos encontrar un camino nuevo si ordenamos nuestra escala de valores y damos prioridad a quienes verdaderamente importan: las personas. Debemos atrevernos a poner a un lado los absolutos y abrirnos a escuchar las vivencias de todos los miembros de la familia, sin discriminar, ofender, menospreciar, y sin que el miedo nos domine, dejando que el reconocimiento y el amor prevalezcan.En nuestras familias hay quienes tienen memoria de por qué emprendimos este camino como pueblo. Ellas tienen razones que deben ser escuchadas y comprendidas. Hay personas que aprehendieron esas razones y no pudieron criticarlas, porque el mero hecho de cuestionar se consideraba traición. Hay personas que han padecido pobreza desde que nacieron, y han visto cómo esta se expande y lo llena todo. La miseria se hace cultura ante nuestros ojos y las únicas medidas para paliarla parecen más neoliberales que el neoliberalismo. Hay personas en quienes no se ve aquello de proyecto de nación, y sus vidas están atravesadas por la moda, el comercio, y la estética cobra más fuerza que la ética. Hay personas que han decidido migrar, y son tan cubanos como los que aún estamos aquí.Invisibilizar alguna de las experiencias que nos conforman es perder la imagen justa del complejo cuadro de nuestra realidad. Asumirnos es el primer paso para reconstruirnos. Nuestra familia es diversa, porque somos diversos y nuestras experiencias son diversas. Hay futuro para todos y todas si ponemos nuestras culturas en diálogo, sin estigmatizarnos.
Ora con la Palabra
Domingo 29 de enero: IV del Tiempo Ordinario
Mt 5,1-12ª
“Dichosos los pobres en el espíritu”
Lunes: Heb 11,32-40/ Sal 31(30)/ Mc 5,1-20
“Espíritu inmundo, sal de este hombre”
Martes: Heb 12,1-4/ Sal 20(21)/ Mc 5,21-43
“Contigo hablo, niña, levántate”
Miércoles: Heb 12,4-7.11-15/ Sal 103(102)/ Mc 6,1-6
“No desprecian a un profeta más que en su tierra”
Jueves: Presentación del Señor Mal 3,1-4 / Sal 24(23)/ Heb 2,14-18/ Lc 2,22-40
“Mis ojos han visto a tu Salvador”
Viernes: Heb 13,1-8/ Sal 27(26)/ Mc 6,14-29
“Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado”
Sábado: Heb 13,15-17.20-21/ Sal 23(22)/ Mc 6,30-34
“Andaban como ovejas sin pastor”
Intención para Febrero 2023
El Papa nos pide orar por las parroquias, para que, poniendo la comunión en el centro, sean cada vez más comunidades de fe, fraternidad y acogida a los más necesitados.
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