Día-de-la-enfermería

Desde la declaración de la COVID-19 como pandemia la muerte de millones de personas ha conmovido a la comunidad internacional. En medio de los desafíos de una enfermedad global, el sacrificio diario del personal médico y sanitario se hizo especialmente visible. Los altos índices de contagios y la rapidez con que se producían requirió atención constante, fortaleza ante el agotamiento y solidaridad con los enfermos; situación que evidenció lo imprescindible de la enfermería.

Al ejercer su vocación, los enfermeros y enfermeras viven el compromiso ético y profesional de cuidar de los pacientes, brindarles atención y sostenerles en medio de sus padecimientos. En los últimos dos años les vimos laborar en difíciles condiciones, lidiando
con la escasez de recursos, acompañando el aislamiento, vigilando la evolución de los que sufrían, monitoreando las constantes vitales de los infectados o brindando apoyo emocional.

Al valorar las cualidades que deben caracterizar a quienes practican la enfermería, coincidiremos en que no es una profesión para todos. En primer lugar, requiere grandes cuotas de empatía. Saber que quienes padecen pueden estar asustados, deprimidos, adoloridos o necesitados de compasión. Aunque los enfermeros suelen ser el blanco de muchos pacientes malhumorados o heridos por la desesperación, deben aprender a escuchar sin juzgar y esforzarse por entender que la persona que socorren es mucho
más que su actuación en un momento particular de dolor.

Necesitan estar atentos a los detalles que presenta cada enfermedad, escuchar con atención las características del padecimiento, establecer una comunicación fluida con la persona enferma y tratarla con respeto. Mantener la entereza ante las situaciones difíciles, porque atenderán durante su trayectoria a personas cuyo sufrimiento puede afectarles emocionalmente (lo cual es humano, pero no debe entorpecer las acciones necesarias en su labor). Cuidar de su propio rendimiento físico, pues para servir en mejores condiciones deben preservar también su propia salud. En no pocas ocasiones los enfermeros y enfermeras levantan personas con movilidad limitada, que no pueden valerse por sí mismas o discapacitadas, por poner un ejemplo.

Tras el coronavirus y sus variantes, la demanda de carreras de Ciencias de la Salud ha aumentado en todo el mundo, entre ellas la enfermería. Y Cuba no es la excepción. Ante la crisis sanitaria, e incluso si esta no existiera, conviene reflexionar en las implicaciones que la profesión tiene para millones de personas. Que requiere practicar un trato amable, altas dosis de sensibilidad, y en una sociedad como la nuestra, donde escasean los medicamentos, demanda responsabilidad y honestidad hacia recursos destinados a curar a mucha gente. Porque cuidar de los enfermos, además de ser una obra altruista, repercute en el aumento de la calidad de vida en cualquier país y garantiza el respeto hacia la dignidad de todos. Para una persona de fe,
la enfermería es además una existencia dedicada a servir a Cristo presente en sus hermanos más débiles.

Ora con la Palabra

 

Domingo 29 de enero: IV del Tiempo Ordinario

 

Mt 5,1-12ª

“Dichosos los pobres en el espíritu”

Lunes:  Heb 11,32-40/ Sal 31(30)/ Mc 5,1-20

“Espíritu inmundo, sal de este hombre”

Martes:  Heb 12,1-4/ Sal 20(21)/ Mc 5,21-43

“Contigo hablo, niña, levántate”

Miércoles: Heb 12,4-7.11-15/ Sal 103(102)/ Mc 6,1-6

“No desprecian a un profeta más que en su tierra”

Jueves: Presentación del Señor 
Mal 3,1-4 / Sal 24(23)/ Heb 2,14-18/ Lc 2,22-40

“Mis ojos han visto a tu Salvador”

Viernes:   Heb 13,1-8/ Sal 27(26)/ Mc 6,14-29

“Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado”

Sábado:   Heb 13,15-17.20-21/ Sal 23(22)/ Mc 6,30-34

“Andaban como ovejas sin pastor”


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               Intención para Febrero 2023

El Papa nos pide orar por las parroquias, para que, poniendo la comunión en el centro, sean cada vez más comunidades de fe, fraternidad y acogida a los más necesitados.

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