Mateo-11-2-11Más que el profeta Isaías, con sus gritos de alegría ante el Dios que viene a salvar a su pueblo, Juan Bautista es la figura que da al Adviento el sentido de urgencia, el tono penitencial, de conversión ante lo inminente.

Juan había llenado el desierto con voces que estremecían a los peregrinos que acudían a él. Lucía como quien hubiera afilado el hacha puesta a la raíz del árbol inútil. Mas ahora se encontraba en un calabozo oscuro de la fortaleza de Maqueronte, arrojado allí por Herodes Antipas para silenciarlo.

El Bautista había anticipado la venida del Dios justiciero, que arrancaría de cuajo los abusos. Pero, al verse sacado del juego por el tirano, no había llegado a ver ni escuchar lo que Jesús hacía y decía. Anhelaba las noticias del Mesías que arrancaría la costra de pecados que gobernantes, sacerdotes y pecadores habían arrojado sobre el país. Pero ahora se resignaba a las referencias que algunos discípulos le traían.

Inquieto de solo oír hablar del Jesús que enseñaba y curaba enfermos, Juan experimenta la duda y manda a preguntarle crudamente: ¿Eres tú o esperamos a otro? Es la repetida pregunta por la identidad de Jesús: ¿Qué dices de ti mismo? Pero este no le devuelve una elogiosa declaración sobre sí mismo, sino que remite a Juan a lo que sus propios discípulos pueden testificar: Los sordos oyen, los ciegos ven, los  muertos resucitan y a los pobres se les anuncia la Buena Noticia.

También al Bautista, creyente sin costuras, profeta que no adornaba las cosas, con palabras que restallaban como latigazos, le llegó la hora de hacer su propia conversión. En el calabozo oscuro, solo, se vio urgido –también él- a convertirse al Dios siempre mayor, por encima de sus expectativas. Esperaba un mesías tronante, y ahora se veía sorprendido al descubrirlo en Jesús, hombre de pueblo, lleno de misericordia y solidaridad.

Retirados los discípulos de Juan con el mensaje para el profeta, Jesús se deshace en elogios sobre este. Resalta su persona, su misión de abrir caminos al Señor, y lo valora en sus justas dimensiones: Juan es hijo del Antiguo Testamento, como Isaías. Se alegró presintiendo la gloria del Señor, pero apenas llegó a entrever la Palabra de la Vida que María llevó en su vientre para nuestra salvación. Un bienaventurado, pero de otra manera.

Ora con la Palabra

 

Domingo 29 de enero: IV del Tiempo Ordinario

 

Mt 5,1-12ª

“Dichosos los pobres en el espíritu”

Lunes:  Heb 11,32-40/ Sal 31(30)/ Mc 5,1-20

“Espíritu inmundo, sal de este hombre”

Martes:  Heb 12,1-4/ Sal 20(21)/ Mc 5,21-43

“Contigo hablo, niña, levántate”

Miércoles: Heb 12,4-7.11-15/ Sal 103(102)/ Mc 6,1-6

“No desprecian a un profeta más que en su tierra”

Jueves: Presentación del Señor 
Mal 3,1-4 / Sal 24(23)/ Heb 2,14-18/ Lc 2,22-40

“Mis ojos han visto a tu Salvador”

Viernes:   Heb 13,1-8/ Sal 27(26)/ Mc 6,14-29

“Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado”

Sábado:   Heb 13,15-17.20-21/ Sal 23(22)/ Mc 6,30-34

“Andaban como ovejas sin pastor”


Logo Red Mundial de Oración del Papa           
               Intención para Febrero 2023

El Papa nos pide orar por las parroquias, para que, poniendo la comunión en el centro, sean cada vez más comunidades de fe, fraternidad y acogida a los más necesitados.

Suscripción al boletín

Si desea recibir la publicación en formato digital, solicítelo a la dirección: vidacristianaencuba@gmail.com.