Llamar a Jesucristo Rey parece difícil de entender según los modelos de rey que conocemos. Jesús no entra en las imágenes de los reinados, con sus rituales solemnes de grandeza ni con un poder ante el que todos se someten. No cuenta con militares bien armados para defenderse de las agresiones externas y de las diferencias internas. Sin embargo, Jesús se reconoce rey cuando Pilato lo interroga: “Sí, yo soy rey, y para eso he venido al mundo, para ser testigo de la verdad” (Jn 18,37). Cuando le pregunta a Jesús qué es la verdad, Pilato muestra que eso ni le interesa ni le conviene, y se da media vuelta sin esperar la respuesta.

Jesús viene a desenmascarar lo que se esconde detrás de las apariencias. Hay billetes falsos, cuadros famosos falsificados, ropa, cirugías y maquillajes para aparentar, rostros falsos de Dios al servicio de los que controlan su imagen, noticias de lo que sucede en un país presentadas según el interés del que lo publica, listas de personas desaparecidas porque saben verdades incómodas.

Y, ¿qué es la verdad? Jesús es testigo de lo que realmente vale en este mundo, de lo que nos hace verdaderamente humanos, según la imagen del Creador, y desenmascara las prácticas religiosas, económicas y políticas malsanas, que deforman el rostro de Dios y de lo humano. Jesús dijo a sus discípulos: “Ustedes son la luz de mundo” (Mt 5,14). Los poderosos temen a esas velas tan pequeñas y quieren apagarlas para que vivamos en la oscuridad, donde sus planes prosperan con los que brillan y logran seducir y controlar.

“Muchas cosas buenas les he hecho ver. ¿Por cuál de ellas me quieren apedrear?” (Jn 10,32). Hacer ver la verdad, lo bueno, puede ser peligroso…Los dirigentes del pueblo judío se dieron cuenta de que Jesús era un hombre verdadero y libre, inmune a las presiones y las amenazas. Para condenarlo, difundieron mentiras. El mismo Jesús dijo cuál era su identidad, quién era realmente y por qué lo mataban: el Hijo de Dios (Lc 22,70), el Rey de la verdad (Jn 18,37).

Hoy podemos renovar el seguimiento de Jesús. Él es la verdad y la vida en medio de tantas propuestas engañosas. Él mismo dijo a los judíos que lo escuchaban: “Si son discípulos míos, conocerán la verdad, y la verdad los hará libres” (Jn 8, 31-33). La verdad
es la libertad.

     CRISTO REY
   (Col 1, 12-20)
El Reino de Jesús
ni es democracia ni una monarquía,
sino ambiente de luz,
de verdad y alegría,
donde Dios solo tiene primacía.
El Hijo muy querido
está para los hombres disponible,
pues nos ha redimido
y es la imagen visible
del Padre, Dios eterno e invisible.

En Él todo subsiste,
es origen de toda creación,
y a todo cuanto existe
otorga su perdón
al derramar su sangre en redención.
A Él poder y gloria,
la fuerza, la riqueza y el honor,
por Él nuestra victoria
de paz, vida y amor,
porque es Rey de Justicia este Señor.