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Escrito por: P. Alberto García s.j.
Los seguidores de Jesús no constituían un grupo homogéneo. Estaba el núcleo más cercano a Jesús, los Doce, llamados desde el inicio de su ministerio público. Doce en referencia simbólica a las doce tribus de Israel. Después un grupo más numeroso, compuesto de hombres y mujeres que lo acompañan en sus correrías apostólicas y comparten con Él sus recursos, casi siempre escasos. Más en la periferia hay que situar a las personas que acuden a oir su predicación cuando pasa por cerca de sus aldeas. Acuden también a oírlo personas que no simpatizan con sus opciones: escribas y maestros de la Ley, fariseos y saduceos, incluso miembros de la guardia sacerdotal y funcionarios romanos.
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Comer es una actividad esencial para la supervivencia. No solamente satisface una necesidad vital (comer para vivir): casi siempre comer es una actividad que compartimos con otras personas. Satisface, por tanto, otras necesidades además de la alimentación necesaria para la vida.La cultura contemporánea, preocupada por el cuidado de la salud, nos ha hecho conscientes de la necesidad de comer sensatamente. No todo lo que me apetece comer es necesariamente bueno para mí. Además del cuidado de qué comemos, hace falta cuidar el cuánto y el cómo de nuestra alimentación.
Aunque nuestras palabras digan lo contrario, no nos gusta que nuestros conocidos nos sorprendan con comportamientos inesperados. Las personas deben ser siempre como son y como han sido.
No es de extrañar que Jesús haya desconcertado a sus contemporáneos. Un joven artesano, de pueblo pequeño (infierno grande, como dice el refrán), sin estudios rabínicos ni formación intelectual. ¿De dónde saca este discurso elevado e incomprensible?...
Nos puede pasar a nosotros lo mismo que a los oponentes de Jesús. En muchos de los diálogos que tienen con el Maestro, se da un notable desencuentro. Jesús y ellos se mueven en planos muy distintos de la realidad aunque parezca que están hablando de lo mismo.
Después de la multiplicación de los panes, muchas personas se acercan a Jesús deslumbrados por el milagro. También con la esperanza de que este carismático profeta pueda hacer realidad el esperado sueño del reino mesiánico, que incluiría, por supuesto, la abundancia del pan material.
Las personas experimentamos necesidades muy diversas. Las necesidades más urgentes, como el hambre y la necesidad de protección y supervivencia, tienden a ocupar el centro de nuestra atención. Las urgencias pueden hacernos posponer las importancias.El evangelio de hoy nos presenta la respuesta de Jesús a la compleja red de necesidades humanas. Lo sigue una muchedumbre que se acerca a Él desde una experiencia de diversas hambres. Tienen hambre de esperanza y sentido para sus vidas. Siguen a Jesús porque su palabra les ha ofrecido nuevos horizontes. La espera del Mesías prometido ha tenido que soportar amargos desengaños. Los líderes religiosos los han cargado de leyes y preceptos y los líderes políticos y militares les han hecho sentir el peso de una autoridad despótica.
Es importante fijarnos en qué es lo que se dice cuando escuchamos un mensaje. Pero también es bueno fijarnos en cómo se transmite el mensaje. El famoso comunicador norteamericano, Marshall McLuhan, decía que "el medio es el mensaje". El contenido de un mensaje se enriquece o se empobrece en dependencia del "ropaje" que lleva. El mensaje de esperanza de Jesús resucitado es mucho más creíble porque va acompañado de las heridas de los clavos y de la lanza en el costado.
Jesús no pudo librarse de la terrible enfermedad que tiene signo contrario al chovinismo. Curiosamente pueden coincidir en un mismo pueblo el creernos que somos el ombligo del mundo y al mismo tiempo creer que cualquier cosa que venga de fuera es mejor que lo nuestro.No es que los contemporáneos de Jesús no reconocieran su sabiduría. Nos dice el evangelio de Marcos que en la sinagoga todos se asombraban de su hablar con autoridad y de sus milagros. El cuestionamiento tiene que ver con el origen de esas cualidades que reconocen en Jesús. ¿De dónde saca éste todo ese saber?
El evangelista San Marcos enlaza dos dramáticas intervenciones de Jesús a partir de la fe de dos personas y del dato numérico del doce (doce años de enfermedad de la mujer de las hemorragias y doce años de la edad de la niña resucitada).
La narración de la resurrección de la hija de Jairo está interrumpida por el episodio de la mujer a quien Jesús cura de su larga enfermedad. En los dos milagros de Jesús, la fe juega un papel central. En ambos casos, los personajes se acercan a Jesús creyendo que el Señor puede ayudarlos.
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Ora con la Palabra
Domingo 29 de enero: IV del Tiempo Ordinario
Mt 5,1-12ª
“Dichosos los pobres en el espíritu”
Lunes: Heb 11,32-40/ Sal 31(30)/ Mc 5,1-20
“Espíritu inmundo, sal de este hombre”
Martes: Heb 12,1-4/ Sal 20(21)/ Mc 5,21-43
“Contigo hablo, niña, levántate”
Miércoles: Heb 12,4-7.11-15/ Sal 103(102)/ Mc 6,1-6
“No desprecian a un profeta más que en su tierra”
Jueves: Presentación del Señor Mal 3,1-4 / Sal 24(23)/ Heb 2,14-18/ Lc 2,22-40
“Mis ojos han visto a tu Salvador”
Viernes: Heb 13,1-8/ Sal 27(26)/ Mc 6,14-29
“Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado”
Sábado: Heb 13,15-17.20-21/ Sal 23(22)/ Mc 6,30-34
“Andaban como ovejas sin pastor”
Intención para Febrero 2023
El Papa nos pide orar por las parroquias, para que, poniendo la comunión en el centro, sean cada vez más comunidades de fe, fraternidad y acogida a los más necesitados.
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