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Existen en Cuba tradiciones campesinas porque no han desaparecido ni el campesinado ni los residentes rurales no campesinos, que también las sostienen. Además hay una buena población urbana de origen campesino que gusta de ellas. La precaria idea de “salvar” alguna tradición puede a veces resultar artificial si ya no cuenta con simpatía popular. “Tradición” implica evolución: como todo cuerpo vivo nace, crece, se desarrolla, declina y muere. No podemos querer que permanezca como un fósil recuperado, ni que esa permanencia sea involutiva, fija y fiel a la imagen de antaño. A nadie se le ocurriría “rescatar” el culto egipcio a Osiris ni reponer el oráculo de Delfos. Perecieron porque se dejó de creer en ellos, porque desaparecieron sus “portadores”. Otras tradiciones, como el canto lírico, han acompañado a la humanidad desde las civilizaciones primitivas hasta nuestros días; tal es, por citar una, la expresión popular a través de la décima, en especial de la espinela, que dio origen a los “guateques”. No podemos datar exactamente la existencia del guateque campesino en Cuba; quizás tenga unos 300 años de evolución desde tradiciones españolas, sobre todo andaluzas, mezclado con otras oralidades. Sigue siendo una tradición viva. Ha evolucionado desde la improvisación individual en faenas o en ocios, hasta transformarse en canto colectivo, fiesta popular, guateque. Entrado el siglo xx, evolucionó hacia el espectáculo popular cuando algunos decimistas comenzaron a profesionalizarse viajando a sitios urbanos o semirurales para convertir la canturía en gran fiesta. Sobre la década de 1920 pasó a la radio y en la de 1950 a la televisión. La expresión de la décima improvisada, cantada o no, ha sobrevivido a la gran invasión de la música popular, a las modas, a la disminución del campesinado, al constante ritmo de emigración hacia sitios urbanos. Así tenemos dos tradiciones orales cubanas ligadas a la décima: la campesina y la citadina. Ambas cubren el vivo movimiento improvisador en campos y ciudades. Ha disminuido en proporción al número de personas propiamente campesinas u obreros agrícolas; pero creció con el aumento de la población urbana por emigración interna desde los campos hacia las ciudades. Las tradiciones permanecen sólo si hay quien las sostenga. Si son hermosas y positivas, es posible que queramos “salvarlas” de manera artificial, con políticas culturales, recursos económicos, programaciones o propaganda, pero ese rescate pudiera ser simple o adulterador. No es el caso de la vitalidad del canto de la décima, cultivado por nuevas generaciones. Hoy la hegemonía urbana presiona sobre los gustos y sobre las tradiciones. Es error llamar siempre “décima campesina” a la expresión actual del guateque en los centros urbanos, cuyos contenidos suelen ser propios de la vida de las ciudades, aunque alguien disfrace el canto gritando: “¡guajiro!”.Persisten muchas manifestaciones de las tradiciones populares campesinas arraigadas, la décima oral entre ellas. Vale la pena ayudar a que crezcan y se desarrollen, a que evolucionen, y a que no mueran mientras haya cultores vivos.
Ora con la Palabra
Domingo 29 de enero: IV del Tiempo Ordinario
Mt 5,1-12ª
“Dichosos los pobres en el espíritu”
Lunes: Heb 11,32-40/ Sal 31(30)/ Mc 5,1-20
“Espíritu inmundo, sal de este hombre”
Martes: Heb 12,1-4/ Sal 20(21)/ Mc 5,21-43
“Contigo hablo, niña, levántate”
Miércoles: Heb 12,4-7.11-15/ Sal 103(102)/ Mc 6,1-6
“No desprecian a un profeta más que en su tierra”
Jueves: Presentación del Señor Mal 3,1-4 / Sal 24(23)/ Heb 2,14-18/ Lc 2,22-40
“Mis ojos han visto a tu Salvador”
Viernes: Heb 13,1-8/ Sal 27(26)/ Mc 6,14-29
“Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado”
Sábado: Heb 13,15-17.20-21/ Sal 23(22)/ Mc 6,30-34
“Andaban como ovejas sin pastor”
Intención para Febrero 2023
El Papa nos pide orar por las parroquias, para que, poniendo la comunión en el centro, sean cada vez más comunidades de fe, fraternidad y acogida a los más necesitados.
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