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La Navidad es la fiesta del Dios cercano, amigo. En la parábola del hijo pródigo Jesús nos enseña que prójimo es aquel a quien nos acercamos. Dios se acercó tanto, que no solo nos hizo prójimos suyos,sino amigos, hermanos.Los escritos joánicos vienen de las comunidades evangelizadas por el apóstol San Juan. El tema central del evangelio de Juan es que Dios es amor. En el prólogo de su evangelio, que leemos estos días de Navidad, no narra el nacimiento de Jesús, como Lucas y Mateo, pero nos recuerda que la Palabra se hizo carne por amor, para hacernos hijos suyos, para hacernos sus amigos.Leemos la primera carta de Juan en las misas del tiempo de Navidad porque nos recuerda que el espíritu de la Navidad es el amor: Dios, -porque nos ama-, se nos acerca tanto, que se hace uno de nosotros. Y así nos acerca a Él, nos hace hijos suyos y habita en nosotros. San Pablo dirá que somos templos suyos. El evangelio de Juan dice que levantó su casa entre las nuestras.Y el sello de que Dios permanece en nosotros es el amor. Cuando nos hacemos capaces de amar hasta a quienes no tienen cómo pagarnos, hasta a quienes nos caen mal, hasta a nuestros enemigos, se muestra el Dios que habita en nosotros.Por eso la Navidad se celebra con una cena: porque la comida que nos une en la misma mesa paracelebrar es signo del amor que nos tenemos.Por eso en la Navidad hacemos regalos: porque un regalo es muestra del cariño que nos tenemos.Por eso en Navidad ponemos el nacimiento: para recordarnos el amor de Dios que se nos acerca hasta hacerse vecino, hermano, Padre.Por eso ponemos el arbolito, símbolo de la Vida que nace de la fecundidad del amor.Por eso la Navidad es fiesta de niños: porque ellos inspiran amor y ternura.Por eso la Navidad es tiempo propicio para la reconciliación con quienes nos hemos peleado.Por eso es tiempo de mostrar nuestro amor ayudando a quien está necesitado, de acoger al migrante, de perdonar al enemigo, de visitar al preso o enfermo, de compartir con quien no tiene, de alegrar a quien está triste.Por eso la Navidad es tiempo de esperanza. Nos recuerda que en medio de la pobreza de un establo puede nacer un Dios tan cercano que se hace uno de nosotros, tan Padre que nos hace hijos suyos; que para encontrar a Dios no hace falta riqueza, ni honores, ni poder; basta con un poco de cariño, que no fue en casa de Herodes ni del emperador romano que nació Jesús, sino en una más pobre que la mía.Preparémosle un lugar para nacer en nuestro corazón, en nuestra casa, en nuestra comunidad, para que se nos haga amigo, hermano.
Ora con la Palabra
Domingo 29 de enero: IV del Tiempo Ordinario
Mt 5,1-12ª
“Dichosos los pobres en el espíritu”
Lunes: Heb 11,32-40/ Sal 31(30)/ Mc 5,1-20
“Espíritu inmundo, sal de este hombre”
Martes: Heb 12,1-4/ Sal 20(21)/ Mc 5,21-43
“Contigo hablo, niña, levántate”
Miércoles: Heb 12,4-7.11-15/ Sal 103(102)/ Mc 6,1-6
“No desprecian a un profeta más que en su tierra”
Jueves: Presentación del Señor Mal 3,1-4 / Sal 24(23)/ Heb 2,14-18/ Lc 2,22-40
“Mis ojos han visto a tu Salvador”
Viernes: Heb 13,1-8/ Sal 27(26)/ Mc 6,14-29
“Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado”
Sábado: Heb 13,15-17.20-21/ Sal 23(22)/ Mc 6,30-34
“Andaban como ovejas sin pastor”
Intención para Febrero 2023
El Papa nos pide orar por las parroquias, para que, poniendo la comunión en el centro, sean cada vez más comunidades de fe, fraternidad y acogida a los más necesitados.
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