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Cuando hablamos de seguimiento y discipulado en un contexto marcado por el individualismo y la autorreferencialidad, nos puede parecer anacrónico querer poner de relieve el valor que, ya en la antigua Grecia, era condición para un crecimiento en espíritu y verdad.Si enmarcamos el concepto de discipulado en la vida de nuestra Iglesia, nos podemos preguntar: ¿qué signifca ser discípulo hoy en Cuba?Los evangelios emplean la palabra griega akolouthíste (´seguir´). Pero este “seguir” puede tener teológicamente dos acepciones:• Un seguimiento físico. Ir detrás de Jesús. Caminar detrás de Él por un tiempo.• Un seguimiento existencial a la persona de Jesús. Adhesión y entrega a su llamado. Unión personal con Él, participar de su vida, su misión y su destino.Para profundizar sobre este doble signifcado podemos establecer una analogía entre lo que ocurrió en la vida de Jesús y el cuestionamiento que esto nos provoca hoy.Si hacemos una lectura detenida de los cuatro evangelios, encontramos multitudes que escuchan a Jesús y buscan sus milagros. En esta primera acepción vemos un seguimiento interesado, falto de gratuidad y de implicación existencial. Aquí podemos preguntarnos: ¿qué busco de Jesús?, ¿qué le pido?, ¿lo busco solo para mí?En un segundo momento, encontramos a aquellos que son llamados explícitamente “discípulos” (Mc 1, 16-20). La novedad de este discipulado es el llamado del Maestro, a diferencia de los demás rabinos de la época. Por tanto, para ser discípulo de Jesús hemos de ser llamados por Él. Esta llamada no admite oposición ni demora (Mt 8,21-22; Lc 9,59-60). Seguir a Jesús como discípulo signifcaba dejar detrás casa, familia y medio de vida.No se puede seguir a Jesús simplemente permaneciendo en casa, dedicado al estudio de sus enseñanzas, ni asistiendo a la iglesia para aprender de Él. El objeto principal de Jesús al llamar a los discípulos no era enseñarles la Torá (la Ley), sino hacerles experimentar y proclamar el reino de Dios. ¿Escucho la llamada de Jesús a su seguimiento? Y si es así, ¿qué me pide? ¿estoy dispuesto a renunciar a cosas por Él? ¿actúo en consecuencia?Pero, ¿a quién llama Jesús? ¿Puede llamarme a mí, con mi edad, mis circunstancias, mi pecado?La respuesta es sí. En el evangelio de Marcos Jesús llama a todo tipo de personas: pescadores (1, 17. 19), ricos (10, 21), publicanos (2,13-14), a la gente (8, 34. 10, 17). Así muestra que su nuevo proyecto de familia/comunidad no es excluyente. El discipulado es para todos. En Mc 15, 43-41 podemos contemplar a las mujeres al pie de la cruz, aquellas que antes lo seguían y lo servían.La pregunta no ha de ser tanto: ¿qué es ser discípulo?, sino: ¿estoy dispuesto a escuchar y seguir a Jesús en su llamada? Solo poniéndonos a la escucha, respondiendo, desde nuestras entrañas, con un sí incondicional, y viviendo nuestro ser cristiano desde la gratuidad y no desde el mérito, podremos ser seguidores de aquel que es el camino, la verdad y la vida.
Ora con la Palabra
Domingo 29 de enero: IV del Tiempo Ordinario
Mt 5,1-12ª
“Dichosos los pobres en el espíritu”
Lunes: Heb 11,32-40/ Sal 31(30)/ Mc 5,1-20
“Espíritu inmundo, sal de este hombre”
Martes: Heb 12,1-4/ Sal 20(21)/ Mc 5,21-43
“Contigo hablo, niña, levántate”
Miércoles: Heb 12,4-7.11-15/ Sal 103(102)/ Mc 6,1-6
“No desprecian a un profeta más que en su tierra”
Jueves: Presentación del Señor Mal 3,1-4 / Sal 24(23)/ Heb 2,14-18/ Lc 2,22-40
“Mis ojos han visto a tu Salvador”
Viernes: Heb 13,1-8/ Sal 27(26)/ Mc 6,14-29
“Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado”
Sábado: Heb 13,15-17.20-21/ Sal 23(22)/ Mc 6,30-34
“Andaban como ovejas sin pastor”
Intención para Febrero 2023
El Papa nos pide orar por las parroquias, para que, poniendo la comunión en el centro, sean cada vez más comunidades de fe, fraternidad y acogida a los más necesitados.
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