Evangelio-de-Mateo
Según la mayoría de los biblistas, el Evangelio de Mateo nació en Antioquía de Siria, con una importante colonia judía y comunidad cristiana compuesta de cristianos de origen judío, judíos de cultura griega y cristianos venidos del paganismo. Había también sinagogas fundadas por escribas y fariseos, venidos de la Judea después de la destrucción de Jerusalén en el año 70.

Escrito entre los años 80 y 90 por un miembro erudito de la segunda generación, de origen judío y de habla griega, el Evangelio quiere poner en evidencia la identidad cristiana insistiendo en dos verdades: 1) Jesucristo, su enseñanza y actuar son el fundamento último y único de la identidad cristiana; 2) la
ekklesia, la Iglesia, es decir, la comunidad cristiana, es el nuevo Israel, el espacio donde se vive y desde donde actúa el discípulo de Jesús.

En Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán (1,1) e Hijo de Dios se cumple lo anunciado en el Antiguo Testamento (A.T.). Él vino para ser el Emanuel, el Dios con nosotros (1,23); su nombre es Jesús, “porque él salvará a su pueblo de sus pecados” (1,21). Sobre la autoridad de Pedro (16,18-19) y de los apóstoles (18,15-20), Jesús fundó el nuevo Israel para que este llevara la buena noticia de la salvación a toda la humanidad: “Vayan, pues, y hagan discípulos a todos los pueblos…” (28,19-20).

Para el Evangelio de Mateo, la comunidad cristiana no es una copia de la sinagoga dirigida por los escribas y fariseos. Su destino es propagar universalmente el Reino de los cielos y sus exigencias (véanse los 5 discursos:
5, 1-7, 29; 9, 35-10, 42; 13, 3b-52; 18, 3-34 y 23, 1-25, 46), proclamados y realizados defnitivamente por Jesucristo en su misterio pascual (26-28). Ella vive y actúa según “todo lo que les he mandado” (28, 18), actualizando los principios de la ética establecida por el Maestro Jesucristo en el Sermón del Monte (5,1-7,29). Esa ética es más exigente que la del A.T. -“Han oído que se dijo […] Pero yo les digo….”- y más interiorizada que la de los escribas y fariseos: “Porque les digo que si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entrarán en el reino de los cielos.” (5,20, etc.).

El Evangelio quiere ser una verdadera catequesis de la misma comunidad, evidenciando sobre todo tres grandes verdades:
1)la comunidad cristiana ha de concebirse como una familia, como una verdadera fraternidad: “¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?” y, extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: “estos son mi madre y mis hermanos. …” (12, 48-50); 2) una comunidad cristiana es auténtica cuando en su seno reinan verdaderas relaciones fraternas fundamentadas en la santidad y perfección del Padre (5, 43-48); 3) los maestros y profetas de la comunidad no pueden introducir ningún poder  mundano de dominación, pues “ustedes, en cambio, no se dejen llamar rabbi, porque uno solo es su maestro y todos ustedes son hermanos” (véase 23, 1-12). ¡Seamos también nosotros miembros de una auténtica comunidad cristiana!

Ora con la Palabra

 

Domingo 29 de enero: IV del Tiempo Ordinario

 

Mt 5,1-12ª

“Dichosos los pobres en el espíritu”

Lunes:  Heb 11,32-40/ Sal 31(30)/ Mc 5,1-20

“Espíritu inmundo, sal de este hombre”

Martes:  Heb 12,1-4/ Sal 20(21)/ Mc 5,21-43

“Contigo hablo, niña, levántate”

Miércoles: Heb 12,4-7.11-15/ Sal 103(102)/ Mc 6,1-6

“No desprecian a un profeta más que en su tierra”

Jueves: Presentación del Señor 
Mal 3,1-4 / Sal 24(23)/ Heb 2,14-18/ Lc 2,22-40

“Mis ojos han visto a tu Salvador”

Viernes:   Heb 13,1-8/ Sal 27(26)/ Mc 6,14-29

“Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado”

Sábado:   Heb 13,15-17.20-21/ Sal 23(22)/ Mc 6,30-34

“Andaban como ovejas sin pastor”


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               Intención para Febrero 2023

El Papa nos pide orar por las parroquias, para que, poniendo la comunión en el centro, sean cada vez más comunidades de fe, fraternidad y acogida a los más necesitados.

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